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Pautas orientativas para el niño con TDAH y padres.

Actualizado: 22 dic 2020


Para el niño. Métodos personales útiles.



  • Pide que te repitan las instrucciones.

  • Anota en una libreta aquello que necesites recordar, cada tema en distintas secciones y lleva siempre la libreta contigo.

  • Escribe notas recordatorias y colócalas en lugares visibles (frigorífico, espejo, armario).

  • Crea una rutina diaria y utiliza alarmas (despertador, móvil).



  • Elabora una lista con lo que necesitas hacer.

  • Elabora un calendario para realizar las tareas.

  • Divide las tareas en pequeños grupos.

  • Fija una fecha o una hora límite para cada tarea.

  • Asegúrate de que las terminas.

  • Trabaja en un lugar silencioso.

  • No hagas varias cosas a la vez.

  • Cuando trabajes, haz pequeños descansos.

  • Haz ejercicio, sigue una dieta equilibrada y duerme suficientes horas.


Para los padres. Normas de conducta a seguir.


  • Prestar atención al niño escuchándole y hablándole con paciencia, comprendiendo su patrón de conducta y explicándole los planes para ayudarle.

  • Que el niño no vea discordancias entre los padres respecto a las pautas de actuación.

  • No actuar con él de forma excesivamente permisiva. Es conveniente que le proporcionen pocas normas de conducta pero que éstas sean claras y coherentes. Un ambiente sin una normativa clara aumenta la ansiedad y confusión del niño. Utilizar el “no” cuando el niño pida o exija cosas poco razonables y explicar el porqué de forma precisa y razonada.


  • Utilizar los intereses del niño y emplearlos como motivación para ayudarle a aprender de forma más eficaz. Por ejemplo: “cuando terminemos esta tarea puedes jugar con la videoconsola”.

  • Aumentar su autoestima y confianza en sí mismo, ponderando sus éxitos por modestos que sean, no resaltando sus fracasos o afeando su conducta de forma reiterada.

  • Mantener en casa unas normas de vida, consensuadas previamente por los padres. Por ejemplo: mantener si es posible el horario de actividades diarias (baño, comidas, tareas).

  • Evitar estímulos de alta intensidad (ruidos, luces, gritos). El niño responderá de forma exagerada a estos estímulos, gritos u órdenes fuertes.


  • Comunicar al niño con suficiente antelación cualquier posible cambio en la dinámica del hogar de manera que pueda adaptarse a ella.

  • Hacerle partícipe de las tareas domésticas que pueda realizar según sus capacidades y alabarle cuando intente actuar por sí mismo.

  • Comentar tranquilamente con él sus malas actuaciones y errores, explicándole que es necesario evitar las prisas y pensar antes de actuar. Es bueno que piense en alternativas a sus equivocaciones para no repetirlas.

  • Diferenciar entre las conductas voluntarias y las involuntarias.

  • Los castigos aplicados a las acciones voluntarias deberían ser consecuencias lógicas de sus actos.

  • Situar al niño mientras hace los deberes en un lugar próximo al suyo para mantener contacto visual y más supervisión. Evitar estímulos que les distraigan (ventana, mesa desordenada, juguetes, etc).


  • Es conveniente dar órdenes claras y concisas, acompañando estas órdenes de contacto ocular y si es necesario haciéndoselas repetir al niño en voz alta.

  • Resaltar el éxito y no el fracaso.

  • Motivación constante. Use lenguaje positivo usando frases como “tú puedes hacerlo”, “!qué bien lo has hecho!”.

  • Controlar la "intendencia escolar" antes de ir al colegio como si fuera una asignatura más (agenda, libros, lápices, etc).

  • Procurar fraccionar las tareas y deberes a realizar en casa, utilizando tiempos más cortos. Las tareas largas deben dividirse en partes.

  • Recordar también que alguno de estos niños presentan un “odio a leer”. Organizar la lectura de manera que se motive al niño.


  • Evitar llamadas de atención en público. Comentar su comportamiento en privado.

  • Tener en cuenta que su comportamiento empeora en ciertas situaciones con menor control (cumpleaños, reuniones familiares, etc).

  • Utilizar como castigo “la ausencia de premio”. Evitar castigos físicos o muy prolongados, suelen ser contraproducentes y de escasa eficacia.

  • Cuando haga algo bien, reforzarlo con una sonrisa o una palabra de elogio. El refuerzo positivo con un sistema de “puntos” puede ser muy beneficioso.

  • Ante la hiperactividad motriz, permitirle la posibilidad de moverse en situaciones tales como: tiempo de comidas, deberes, etc.

  • Las actividades extraescolares son importantes para estos niños, siempre que les gusten y que sirvan para mejorar su autoestima.

  • Mantener entrevistas personales con el profesor/a cada cierto tiempo, supervisando en casa el trabajo escolar del niño.

  • En resumen, convertir el entorno familiar en un ambiente favorecedor para el niño con TDAH y no en un ambiente hostil.


 

Referencias:

  • Pautas orientativas para el niño con TDAH, y padres. Servicio de Neurología Pediátrica del Hospital Universitario La Paz. Madrid.

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